TORREDEMBARRA, LA DESMEMORIA HISTÓRICA

MÁS DE SESENTA ASESINATOS,

CUARENTA EN LAS TAPIAS DEL CEMENTERIO

 ONCE RELIGIOSOS Y CUATRO SACERDOTES HAN SIDO BEATIFICADOS

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Esquema de las fosas abiertas en el cementerio de Torredembarra,

para enterrar a los fusilados en sus tapias. (AHN, CGT)

Un informe de la fiscalía de la Causa General de Tarragona desvela que en el cementerio de Torredembarra fueron exhumados cuarenta cadáveres, enterrados en seis fosas comunes y un nicho, según el plano adjunto. Fueron identificadas treinta víctimas, las diez restantes se consideran en personas desconocidas para siempre. Nunca sus familiares sabrán de ellos. Sus restos se reinhumaron en cajas individuales numeradas, en la fosa número 1 del mismo cementerio. Veinticuatro de esas víctimas procedían de una de las sacas del barco – prisión Río Segre, surto en el puerto de Tarragona. Hoy, en el cementerio de Torredembarra tendría que haber una fosa común donde fueron depositados los diez cadáveres no identificados, más cuatro identificados de Batea (Terra Alta). De esas víctimas, once religiosos y cuatro sacerdotes han sido beatificados por la Iglesia católica. Destaca el informe que “abundaban los restos de sacerdotes y religiosos de diferentes Órdenes”. Se calcula que más de sesenta personas fueron asesinadas en el municipio durante aquellos años de terror y odio. Muchos de tan brutales crímenes se cometieron con el objetivo de eliminar a la Iglesia católica de la sociedad, privándola de sacerdotes, religiosos, templos y conventos. Es el más grave exponente de la persecución religiosa desatada en Cataluña, hoy silenciada cautelosamente en los medios, con la excusa de no reabrir heridas, aunque la memoria de las víctimas, entre las que hay quince beatos, sea ensuciada por el vilipendio y la mentira. ¿Quién puede defender esa barbarie? Los que la silencian hoy son cómplices de los asesinos de ayer.

Durante los meses anteriores al Alzamiento nacional no se registró en Torredembarra ningún acto grave de violencia ni de alteración del orden público. Únicamente, los trabajadores del campo, obedeciendo consignas de la Generalitat, se quedaron doble cantidad de los frutos de las cosechas de lo que, según contrato, les correspondía. Fueron puestos en libertad tres cabecillas de la intentona separatista del 6 de octubre de 1934. Se organizaron manifestaciones callejeras para celebrar su regreso. Asimismo, se organizó una manifestación con banda de música y banderas para recibir al Comandante Pérez Farrás, que también había sido puesto en libertad y residió, accidentalmente, en Torredembarra. Estos actos eran organizados por el Centro Republicano Federal, afecto al político tortosino, Marcelino Domingo, que desde hacía treinta años dirigía la política local. El Ayuntamiento organizaba y patrocinaba estos actos.

CLAUSURADAS LAS ESCUELAS DE PÁRVULOS.– El mes de mayo de 1936 (no había comenzado el Alzamiento), por indicación de Miguel Mestres, secretario municipal, y Luís Blanch, fueron clausuradas por la inspectora provincial de Enseñanza, las escuelas de párvulos de las Hermanas de San Vicente de Paúl. Los padres de los alumnos y algunos vecinos organizaron una manifestación de protesta. Las autoridades locales no consiguieron su propósito, gracias a la oposición de las familias afectadas. Los opositores a esa medida de supresión de las aulas fueron denunciados por el alcalde, Juan Raverté, y multados por el delegado provincial de la Generalitat. Eran los vecinos Esteban Huguet Viadé, José Torrebadell Olivé, Benito Rull Plana y José Brulles Jasans, presuntos organizadores de la protesta, por el cierre de las escuelas de la Iglesia católica en la localidad. Mas tarde, las hermanas fueron obligadas a vestir de paisano y a abandonar el convento.

LOS PRIMEROS ASESINATOS.- Las primeras personas asesinadas en el término municipal (6 de agosto de 1936) fueron dos sacerdotes, uno de Creixell (Baix Penedés), mosén Pablo Bertrán Mercadé, beatificado, y mosén Francisco Vives Antich, de Valls (Alt Camp), beatificado. Fueron inmolados a la entrada de la población por las patrullas de control, frente a la industria Refractarios Llovet. Mosén Bertrán ejercía su ministerio sacerdotal en la Selva del Camp, y mosén Vives era el párroco de Creixell.

Más tarde y a diario, se sucedían en las tapias o frente a las puertas del cementerio de la villa, asesinatos de personas procedentes de Tarragona, presos en los barcos – prisión, elegidos para las sacas que consumaban los milicianos, por orden de las autoridades, que eran quienes les proporcionaban las listas de los que tenían que fusilar para “cantarlas” en el barco, “pasando lista” de las víctimas. En un solo día fueron asesinadas veinticuatro personas (24), procedentes del Río Segre. De ellas, un vecino, de unos 50 años de edad, logró, escapar y llegar a la farmacia del pueblo para curar las heridas. Por orden de Ramón Gomá (veterinario) y Fernando Figueroa, fue trasladado en un camión a la carretera de Roda de Berá, donde fue fusilado.

Desde los primeros días del mes de agosto de 1936 hay que lamentar el asesinato casi diario de personas, que se perpetraba en las tapias o a las puertas del cementerio de la villa, procedentes de Tarragona y de otras poblaciones cercanas. Se calcula que al menos sesenta personas (60) fueron asesinadas en ese lugar. “A ninguno se le identificó – destaca el informe, escrito en 1939 -, por lo que no se pueden facilitar datos aclaratorios referentes a los desgraciados que encontraron la muerte en las puertas del cementerio”.

INTERNADOS EN LOS BARCOS – PRISIÓN.– El 13 de septiembre de 1936 fueron detenidos Antonio Montserrat Altés y Sergio Lucas Taixes. Después de sufrir serios peligros para sus vidas, fueron conducidos a Tarragona y encerrados en el Río Segre primero, y en el Isla de Menorca, después. También fue detenido en Tarragona, donde trabajaba, el vecino Antonio Morros Mercadé, que fue internado en las referidas prisiones, donde estuvo en constante peligro de muerte. Fueron sometidos a denigrantes vejámenes hasta ser liberados, a finales de abril de 1937. También fueron detenidos José María Torrens y Juan Solé Ibáñez, en el cuartel de Tarragona, donde cumplían el servicio militar. A los pocos días fueron liberados.

ABANDONARON LA VILLA.- A causa de la persecución a que fueron sometidos, tuvieron que abandonar la villa Silvestre y Baldomero Morros. El primero, hasta después de la liberación de la población por las fuerzas nacionales. El segundo intentó, en algunos momentos, ir a visitar a su familia; pero fue sometido a una feroz persecución “y hasta el día de hoy, por encontrarse en edad militar, no ha podido regresar” (enero de 1939).

FUSILADOS EN LA SABINOSA.- El 22 de diciembre de 1936 fueron citados en el Ayuntamiento varios vecinos, entre ellos José Guasch Fusté, Domingo Pijuan Fusté, José Alaix Ginesta, Juan Porta Fortuny y Benito Rull Plana. Les obligaron a subir a un autobús para trasladarlos a Tarragona. Pero en el lugar conocido por la playa Sabinosa, les obligaron a apearse y fueron vilmente asesinados, excepto Benito Rull Plana que logró escapar. Otro vecino, José Fortuny Viscamps, se escondió en Barcelona. Denunciado por unos vecinos, fue detenido en la Ciudad Condal e internado en la checa San Elías, la más temible de Barcelona. La familia presume que fue asesinado, puesto que no se hallaron sus restos mortales y nada más de él se supo. La citada checa contaba con un horno crematorio, al estilo nazi, y una pira de cerdos, donde eran arrojados los cadáveres. Según el informe, se presume que el principal instigador de este asesinato fue Antonio Pijuan Rimbau.

El mismo 22 de diciembre, a las seis de la tarde, por orden del alcalde Pérez, fueron convocados en el Ayuntamiento varios vecinos. Un titulado Comisario de Guerra amparaba las acciones delictivas de una pandilla local. Se llamaba Serra y era conocido en la población por El Pollastre, un hombre temible. Entre los vecinos colaboradores estaban José Alaix Ginesta, José Guasch Fusté, Domingo Pijuan Fusté, Juan Porta, Benito Rull, Sebastián Solé, Juan Ardévol, José y Luís Mercadé, Francisco Toda, al viuda de Barado, Francisca Toda, Antonio Rovira, José Rigual y Cirilo Aliaga, entre otros… Los cinco primeros fueron separados en una dependencia del Ayuntamiento. Al resto se les trasladó a otra dependencia y, de momento, se les exigió dinero. Los cinco primeros fueron obligados a subir a un automóvil; se los llevaron a Tarragona y fueron internados en un barco prisión.

SED DE SANGRE.- Con persecuciones y amenazas más o menos veladas, llegamos a finales de 1936. Con la muerte en el frente del miliciano Bautista Roig empezó la sed de sangre en la población. Trasladaron el cadáver a Torredembarra y lo atropellaron todo. Entraron en el domicilio de Manuel Gibert, se lo llevaron a la carretera de Tarragona para asesinarlo; creyendo que lo habían conseguido lo dieron por muerto. Afortunadamente, reaccionó de las graves heridas sufridas, pudo ir en busca de auxilio y salvó la vida. El informe señala que los presuntos autores del crimen no consumado fueron Victoriano Romeo Gatell, José Casillas Lluís, Cándido Guasch, Luís Ciuró, Luís Papiol, Enrique Romaguera, Pablo Jansá y Vallverdú, de la Pobla de Montornés.

Para el entierro del miliciano Bautista Roig, las izquierdas querían obligar que asistiera almismo el pueblo en masa; pero no fue posible pese a las amenazas proferidas. Durante la noche asaltaron los domicilios de José Fortuny Biscamps, ex juez municipal, y de José Brulles Jesans, ex presidente del partido de derechas, con el propósito de asesinarlos. También intentaron entrar en otras casas. Ambos se ocultaron y lograron salvar la vida, buscando refugio en Barcelona. Fortuny cayó en manos de las patrullas de control y desapareció con los hechos de mayo de 1937; Brulles logró salvar la vida.

OTROS HECHOS DELICTIVOS.- Dando una hojeada al libro de actas del Ayuntamiento de la época, encontramos: · Enrique Vallverdú, en el acta num. 27, folio 95, pide que se exija a las cobradoras de la agrupación religiosa Hijas de María, la lista de todas las afiliadas para tenerlas controladas. – En el acta núm. 29, folio 97, se puede comprobar bien claramente la persecución de que fueron objeto los hermanos Morros. – En la 33, el alcalde Pérez propone al Consistorio la incautación de bienes de las familias que han huido del pueblo, por temor de la persecución a que eran sometidas. – En la 34, y a propuesta del concejal Sardá, persiste la persecución de las familias que han tenido que abandonar el pueblo: Brulles, Virgili, Fortuny, etc. – Las Juventudes Libertarias solicitaron al Ayuntamiento la cesión de la Biblioteca parroquial, que fue devastada completamente. Se apropiaron de casas de personas residentes fuera de la población, y que pasaban en ella el verano, sin que ninguna autoridad interviniera.

LAS COLECTIVIZACIONES.- Procedieron a la colectivización de la tierra, cuya base fue la gran finca Babilonia. Ampliaron su radio de acción al resto de fincas propiedad de familias de derechas, a las que apodaban facinerosos. Expoliaron todas las cosechas. También se apropiaron de las caballerías y los aperos de labranza. Colectivizaron el almacén de vinos, propiedad de Esteban Huguet Borrás, que lo dejaron sin existencias. Llevaron muchos bocoyes de vino a los frentes, como regalo a las milicias populares. En la casa familiar se instalaron las oficinas de la UGT. Los toneleros constituyeron una cooperativa, apropiándose de la tonelería de Vicente Morros. Se lo llevaron todo al castillo de la población, propiedad de Estaban Huguet, donde se instalaron. No obstante, la familia Morros seguía trabajando en su taller, pero el juez les obligó a incorporarse a la cooperativa si querían trabajar legalmente, en caso contrario les clausuraban el negocio. Los albañiles constituyeron también una cooperativa de la Construcción. Quien no pertenecía a la cooperativa, no podía ejercer su profesión.

También fue colectivizada la fábrica de conductores SACE, propiedad de Phirelli. Sus propietarios intentaron salvar la empresa, hasta la liberación de la población. El resto de industrias se rigieron por los dictados de un Comité de control. Los patronos continuaron al frente de sus negocios; pero las órdenes las daban los dueños reales, el Comité local. En conjunto y salvo algunos atropellos, se pudo salvar el patrimonio industrial de la población.

La villa fue liberada el 19 de enero de 1939, a las seis de la tarde, con escasa resistencia, con el grueso de las fuerzas que ocuparon Tarragona y Altafulla.

El informe esta firmado el 31 de enero de 1939, de su puño y letra, por estas cinco personas.

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CINCO PERSONAS FUSILADAS

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Estado número 1. Personas residentes en la villa que resultaron muertas violentamente.

1.- JOSÉ GUASCH FUSTÉ, de 53 años de edad, recadero, afiliado al Centro de Derechas; no desempeñó ningún cargo público; asesinado el 22 de diciembre de 1936 frente al Sanatorio de Tarragona, en una cuneta. Su cadáver presentaba heridas por arma de fuego. Como personas sospechosas de haber participado en el crimen señala un total de diecisiete individuos, unos exiliados en Francia; otros, detenidos; otros, muertos de muerte natural; otros, en paradero desconocido.

2.- DOMINGO PIJUÁN FUSTÉ, de 56 años de edad, labrador, afiliado al Centro de Derechas, no desempeñó ningún cargo público. Asesinado el 22 de diciembre de 1936 en el mismo lugar que el anterior. Señala las mismas personas como sospechosas de haber participado en el crimen.

3.- JOSÉ ALAIX GINESTA, de 46 años de edad, secretario del Juzgado, afiliado al Centro de Derechas, asesinado el 22 de diciembre de 1936 en el mismo lugar que los anteriores. Señala las mismas personas como sospechosas de haber participado en el crimen.

4.- JUAN PORTA FORTUNY, de 46 años de edad, labrador, afiliado al Centro de Derechas, no había desempeñado ningún cargo público, asesinado el 22 de diciembre de 1936 en el mismo lugar que los anteriores. Señala las mismas personas como sospechosas de haber participado en el crimen.

5.- JOSÉ FORTUNY BISCAMPS, de 58 años de edad, industrial, afiliado al Centro de Derechas, no había desempeñado ningún cargo público. Se ignora el día en que fue asesinado. No fue hallado su cadáver; se considera desaparecido y se ignora quiénes participaron en el crimen.

FUSILADAS TRECE PERSONAS NO RESIDENTES.

ENTRE ELLAS, TRES SACERDOTES BEATIFICADOS

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Estado número 2. Relación de cadáveres recogidos de personas no residentes, que sufrieron muerte violenta durante la dominación roja.

6.- CARLOS VIDAL ESTIVIL, de 21 años de edad, estudiante, natural de La Riera. Su cadáver fue hallado el 9 de noviembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego.

7.- PABLO BARBARÁ ALTADILL, de 49 años de edad, empleado, de Tarragona. Su cadáver fue hallado el 28 de septiembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego.

8.- JOSÉ AMORÓS CLÚA, de 52 años de edad, comerciante, natural de Corbera d’Ebre (Terra Alta). Su cadáver fue hallado el 28 de septiembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego.

9.- EDILBERTO MARTI LAPEÑA, de 54 años de edad, militar, vecino de Tarragona. Su cadáver fue hallado el 12 de noviembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego.

10.- ENRIQUE BORRÁS ESTEVE, de 58 años de edad, militar, vecino de Tarragona. Su cadáver fue hallado el 15 de septiembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego.

11.- CASIANO ANDRÉS GESTÍ, de 57 años de edad, guardia, de Montferri. Su cadáver fue hallado el 28 de septiembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego.

12.- BEATO JOSÉ BRU RALDUÁ, de 65 años de edad, canónigo de la Catedral detorr5 Tarragona y Canciller secretario del cardenal Vidal y Barraquer. Su cadáver fue hallado el 11 de septiembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego. El beato José Brú era natural de Tarragona; fue ordenado sacerdote el 20 de mayo de 1896 y martirizado el 11 de noviembre de 1936, en Torredembarra; tenía 66 años de edad y llevaba cuarenta de vida religiosa. El 27 de julio de 1936 fue detenido, en casa de unos amigos, por agentes de la Comisaría de la Generalitat de Tarragona, e ingresado en el barco – prisión Río Segre. El 11 de noviembre del mismo año fue sacado del barco con otros 22 presos y conducidos al cementerio de Torredembarra, donde fueron asesinados ante una tapia del mismo, con fuego de ametralladora. Su cadáver fue exhumado de una fosa común y reconocido, para trasladarlo al cementerio de Tarragona el 11 de septiembre de 1939. Mandaba la patrulla que cometió los asesinatos, José Recasans Oliva (a) El Sec de la Matinada, de Tarragona, autor de múltiples asesinatos, que murió en los sucesos de mayo de 1937. José Brú Ralduá fue beatificado en la explanada de la antigua Universidad Laboral de Tarragona el 13 de octubre de 2013, junto con 522 mártires de la persecución religiosa de España, en la Causa del beato Manuel Borrás, obispo auxiliar de Tarragona, inmolado en el Coll de Lilla (Montblanc).

13.- BEATO PABLO BERTRÁN MERCADÉ, de 61 años de edad, sacerdote, natural detorr6 Creixell (Baix Penedés). Su cadáver fue hallado en el término municipal de Torredembarra. Pablo Bertrán nació en Creixell; fue ordenado sacerdote en septiembre de 1898. Ejerció su ministerio sacerdotal en Passanant y la Selva del Camp. Tenía 61 años de edad y llevaba 37 de vida religiosa. Solía decir: “Brazos abiertos significan paz; puño cerrado representa odio, rencor y guerra”. La guerra y la persecución religiosa le sorprendieron en la Selva del Camp, de donde era párroco. Estuvo oculto en diversas casas del pueblo. Para esconderlo en un lugar más seguro, dos feligreses lo trasladaron a Creixell, su pueblo natal, donde vivía su hermano Josep. El párroco de Creixell, Francesc Vives, también se refugiaba en casa de su hermano. El 4 de agosto de 1936 eran detenidos por una patrulla de milicianos. Les condujeron a la plaza del pueblo, y entre insultos y blasfemias, los subieron a un camión fantasma. El 6 de agosto, a las cinco de la tarde, eran asesinados en Torredembarra, a la altura de la industria Refractarios Llovet. En 1940 sus restos mortales fueron exhumados de una fosa común abierta en el cementerio de Torredembarra. Una vez identificado, sus restos recibieron cristiana sepultura en el cementerio de Creixell. Pablo Bertrán fue beatificado en la explanada de la antigua Universidad Laboral de Tarragona el 13 de octubre de 2013, junto con 522 mártires de la persecución religiosa de España, en la Causa del beato Manuel Borrás, obispo auxiliar de Tarragona, inmolado en el Coll de Lilla (Montblanc).

14.- BEATO FRANCISCO VIVES ANTICH, de 60 años de edad, sacerdote. Su cadáver fue hallado el 6 de septiembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego. El beato Francisco Vives era natural de Valls (Alt Camp). Fue ordenado sacerdote el 31 de marzo de 1900. Ejerció el ministerio sacerdotal en Belianes (Lleida) y como regente de Creixell (Baix Penedès). Llevaba 36 años de vida religiosa. Con el estallido de la guerra y la persecución religiosa, se refugió en casa de José Bertrán, hermano del beato Bertrán Mercadé. El juez de Creixell declara que “un grupo de milicianos, capitaneados por Pablo Jansá Miracle, natural de la Pobla de Montornés y casado en el barrio marítimo de Torredembarra, les obligaron a subir al camión fantasma para trasladarlos al lugar del martirio. Eduardo Baixauli Morales, juez comarcal de Torredembarra, el 15 de septiembre de 1939, procedió a inscribir la defunción del sacerdote: “Tuvo lugar su muerte violenta por asesinato el 6 de agosto de 1936 en Torredembarra y su cadáver recibió sepultura en el cementerio de esta villa”. El 27 de noviembre de 1939 fueron exhumados los restos del sacerdote y sepultados definitivamente en el cementerio de Creixell. Francisco Vives fue beatificado en la explanada de la antigua Universidad Laboral de Tarragona, el 13 de octubre de 2013, junto con 522 mártires de la persecución religiosa de España, en la Causa del beato Manuel Borrás, obispo auxiliar de Tarragona, inmolado en el Coll de Lilla (Montblanc).

15.- RAIMUNDA BASA SOLÉ, de 57 años de edad, panadera, natural de Vilanova i la Geltrú. Su cadáver fue hallado en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego. No se aclara la fecha en que fue hallado.

16.- VICENTE LOSCOS PARDOS, de 53 años de edad, médico. Su cadáver fue hallado el 30 de noviembre de 1936 en este término municipal; presentaba heridas por arma de fuego.

17.- MARÍA TORELLÓ DUCH, de El Pont d’Armentera. No indica el día en que fue hallado su cadáver.

18.- VÍCTOR PARDO WEHRLE, de 48 años de edad, con domicilio en Barcelona, secretario de la Federación de Fabricantes de Hilados y Tejidos, sin filiación política, que se encontraba en Torredembarra veraneando con su familia, fue asesinado por las fuerzas rojas en retirada, dos días antes de la entrada de los nacionales en Torredembarra, según declara su esposa, María Nin Lluch, de 43 años de edad, natural de El Vendrell, el 26 de junio de 1943, ante el fiscal jefe de Barcelona. Su cadáver presentaba heridas por arma de fuego, una en el pecho y otra en la cabeza, y fue hallado a 2 Km. de Torredemmbarra. Sus restos mortales recibieron sepultura en el cementerio de esta villa.

CUARENTA CADÁVERES EN EL CEMENTERIO

ONCE RELIGIOSOS Y UN SACERDOTE HAN SIDO BEATIFICADOS

Al final de la lista del Estado número 2, hay una nota manuscrita que dice: “Además fueron enterrados (en el cementerio de Torredembarra) cuarenta cadáveres (40) de los que no se tienen antecedentes de ninguna clase para su identificación”. Estos cadáveres fueron identificados en junio de 1941, a medida que se exhumaban de las fosas comunes del cementerio.

Los días 5 y 6 de junio de 1941, se personó en el cementerio de Torredembarra el fiscal instructor de la Causa General de Tarragona para proceder a la exhumación de los cadáveres de víctimas de asesinato por los rojos, que en dicho cementerio se encontraban enterrados en seis zanjas o fosas comunes, en forma colectiva. Asistieron a las operaciones el médico de Asistencia Pública Domiciliaria, doctor Eugenio Martí Quintana. Se hallaban presentes, también, el alcalde, el secretario del Ayuntamiento y el cura párroco de la localidad. Las operaciones de exhumación se realizaron bajo la dirección técnica de Miguel Torrents Roig, funcionario de la Casa Provincial de Caridad de Barcelona, auxiliado por dos empleados de la misma, por el sepulturero municipal y dos jornaleros.

En primer lugar se procedió a la localización de las zanjas, bajo la orientación del sepulturero. Fue quien ejercía la función en la época roja, cuando se consumaron los crímenes, por lo que conocía los enterramientos realizados. Fueron descubiertas seis fosas, todas situadas en la parte S.E. del cementerio, próximas unas a otras. Se levantó un croquis de esta parte del cementerio y se numeraron las fosas.

Abren fosa número 1. Se hallaba señalada por una lápida vertical, rematada por una cruz, en la que se leían los nombres de SANTIAGO VILANOVA VAQUER, PABLO AGUILÓ VAQUER, MIGUEL FREIXAS MONLLEÓ y BALDOMERO VAQUER PERIS, todos vecinos de Batea, víctimas de asesinato por los rojos. Se encuentran enterrados en unión de dieciséis más, según los datos que obran en esta Causa, todos ellos sacados del barco – prisión Río Segre y asesinados en las tapias de dicho cementerio en la madrugada del 12 de noviembre de 1936. Los cadáveres allí enterrados pertenecen a las siguientes personas: JOSÉ DOSCHDEMOND MITJAVILA (Beato Gilberto de Jesús, FSC) y MARIANO NAVARRO BLASCO (Beato Genaro, FSC), Hermanos de las Escuelas Cristianas. PEDRO HERIZ AGUILUZ (Beato Pedro de San Elías), FELIPE ARCE FERNÁNDEZ (Beato Elipio de Santa Teresa), DAMIÁN RODRÍGUEZ PABLOS (Beato Damián de la Santísima Trinidad) y JOSÉ ALBERICH LLUCH (Beato José Cecilio de Jesús María), Carmelitas Descalzos. Beato ISIDRO TARZÁ GIRIBETS, Beato LUIS DOMINGO OLIVA, Beato BUENAVENTURA TOLDRÁ RODÓN y Beato JULIO ALAMEDA CAMARERO, Carmelitas Terciarios de la Enseñanza. Beato FEDERICO VILÁ BARTOLÍ, Misionero del Corazón de María. JOSÉ Mª DOMINGO SOLER, el Beato JUAN ROCA VILARDELL y ANTONIO PUJOL FERRÉ, sacerdotes. EDILBERTO MARTÍ LAPEÑA, militar. Y VICENTE LOSCOS PARDO, médico de Horta de Sant Joan (Terra Alta). Se procede a la apertura de la fosa número 1 y se extraen de la misma veinte cadáveres, todos ellos sin caja ni envoltura alguna. Se procede a la extracción de los restos con todo cuidado. Se recogen los huesos y las ropas de vestir que los cubren, bajo la dirección de Miguel Torrents, de la Casa de Caridad de Barcelona. Colocan los restos y las ropas debidamente individualizados en féretros de madera blanca, preparados al efecto, que numeran en su exterior, con números correlativos del 1 al 20. Torrents registró minuciosamente la ropa, en busca de iniciales u otros signos para facilitar la identificación de las víctimas, recortando un fragmento de cada pieza de ropa, que introdujo en una bolsa con la numeración correspondiente; también seleccionó hebillas y fragmentos de cinturón en alguno de ellos. En el cadáver número 7 se encontraron puentes de oro en el maxilar superior e inferior, de los que se hizo cargo el fiscal, quedando en depósito a disposición de los familiares de la víctima. En el cadáver número 5 se encontraron, asimismo, puentes de oro en el maxilar superior, de los que también se hizo cargo el fiscal. Hay que destacar que once religiosos y un sacerdote exhumados de esta fosa están beatificados por la Iglesia católica.

Abren la fosa número 2, de cuyo contenido no existen antecedentes. Son extraídos de la misma cinco cadáveres y colocados en cajas. Se recogen los fragmentos de ropas y otros elementos identificables. Y se numeran con los números correlativos del 21 al 25.

Abren la fosa número 3, que, según antecedentes, habían de hallarse los cadáveres de PABLO BARBARÁ ALTADILL y JOSÉ MOROS CLÚA, ambos vecinos de Tarragona, asesinados el 28 de agosto de 1936. En efecto, aparecen dos cadáveres, se recogen fragmentos de ropa y se numeran las cajas con los números 26 y 27.

Abren la fosa número 4, de la que no existen antecedentes. Se hallan cinco cadáveres y se siguen los mismos procedimientos. Aparece un puente de oro correspondiente a un maxilar superior, desprendido de la mandíbula, pero no se puede precisar a cuál de los cadáveres pertenece. Lo recoge el fiscal y queda en depósito. Puestos los cadáveres en sus cajas correspondientes, se numeran del número 28 al 32, correlativamente.

Abren la fosa número 5, sin antecedentes de la misma. El sepulturero manifiesta que en ella debe encontrarse un solo cadáver, lo que queda confirmado. Se recoge el cadáver con las muestras y se señala con el número 33. Alrededor del mismo se hallan once pesetas de plata y un encendedor.

Abren la fosa número 6, sobre ella se encuentra clavada una cruz de madera negra, con el nombre de FEDERICO PASTOR PALLARÉS, que fue asesinado el 15 de agosto de 1936, en el exterior del cementerio. Se hallan, también, en esta fosa los cadáveres del segundo Comandante de Marina del Puerto de Tarragona, ANTONIO AGUILERA PARDO, y el del teniente coronel de Infantería, ENRIQUE BORRÁS ESTEVE, así como un cuarto cadáver no precisado hasta la fecha. Parece que se trata del cadáver de un militar apellidado FUSTER. En dicha fosa se hallan cuatro cadáveres, que son extraídos y se recogen muestras de sus ropas. Las cajas son señaladas con los números 34 al 37.

Torrents se llevó a Barcelona las muestras recogidas, con las que confeccionó fichas individuales que fueron entregadas a la fiscalía de la Causa General de Tarragona. Todas las cajas, con sus cadáveres respectivos, fueron trasladadas a la capilla del cementerio, todavía no reconciliada de la profanación sufrida, que se hallaba cerrada con llave, bajo la custodia del sepulturero, a quien el fiscal dio las instrucciones pertinentes.

EL RECONOCIMIENTO Y TRASLADO

DE LOS CADÁVERES

El 13 de junio de 1941 se reconoció el cadáver de la ficha número 37, que corresponde a ANTONIO AGUILERA PARDO DE DONLEBUN. Se autorizó el traslado de sus restos al cementerio del Este de Barcelona.

El 19 de junio de 1941 se reconocieron los cadáveres de las fichas 1, 26, 34 y 35, que corresponden, respectivamente, a EDILBERTO MARTÍ LAPEÑA, PABLO BARBARÁ ALTADILL, FEDERICO PASTOR PALLARÉS y ENRIQUE BORRÁS ESTEVE, realizado por la viuda del primero, el hijo del segundo y las viudas de los restantes

El 26 de junio de 1941, Dolores Saumell Prats, sirvienta del sacerdote JOSÉ MARÍA DOMINGO SOLER, reconoció e identificó sus restos mortales, en a la caja núm. 10. Se le concedió permiso para trasladar el cadáver a Tarragona (F. 299, Religión). En la misma fecha, Teresa Rodón Inglés, madre del Hermano Carmelita Terciario de la Enseñanza, BUENAVENTURA TOLDRÁ RODÓN, reconoció los restos mortales de su hijo, en la caja núm. 15. Se le concedió permiso para trasladar el cadáver a Tarragona. Se autorizó, también, a Raimunda Martí Diego el traslado a Tarragona de los restos mortales de su marido, EDILBERTO MARTÍ LAPEÑA. En la misma fecha, el fiscal comunicó al alcalde de Torredembarra que autorizó el traslado de los restos mortales identificados de BUENAVENTURA TOLDRÁ RODÓN, JOSÉ MARÍA DOMINGO SOLER, EDILBERTO MARTÍ LAPEÑA, FEDERICO PASTOR PALLARÉS y ANTONIO AGUILERA PARDO DE DONLEBUN.

El 28 de junio de 1941, el fiscal informa que el Ayuntamiento de Tortosa le ha comunicado que el día 22 fueron reinhumados en el cementerio de la ciudad los restos de TOMÁS HOMEDES LLOPIS, PEDRO BIGORRA ARBÓS y MIGUEL AGUILÓ BRULL, hallados en el cementerio de Torredembarra.

El 30 de junio de 1941, los restos mortales de FEDERICO PASTOR PALLARÉS fueron trasladados al cementerio de Tarragona, así como los de ENRIQUE BORRÁS ESTEVE.

El 3 de julio de 1941, el religioso Jesús María Companys reconoció los restos mortales del padre FEDERICO VILA BARTOLÍ. Se autorizó al superior de los Misioneros del Corazón de María de Valls, a cuya comunidad pertenecía la víctima, el traslado de los restos al cementerio de Tarragona. Leonor Estrada Rodríguez, de l’Ametlla de Mar (Baix Ebre), identificó los restos de su esposo, ANDRÉS LLAMBRICH VIVES, contenidos en la caja num. 33. Se autorizó su traslado al cementerio de l’Ametlla. Se hace constar que en el nicho número 145 del cementerio se hallan los restos mezclados de las víctimas PEDRO BIGORRA ARBÓS, MIGUEL AGUILÓ BRULL y TOMÁS HOMEDES LLOPIS, sacados del barco – prisión Río Segre y asesinados el 25 de agosto de 1936. Sus cadáveres fueron enterrados aquella fecha en una fosa del cementerio; y trasladados, tiempo después, antes de la apertura de la Causa, al citado nicho por sus propios familiares, que fueron autorizados a trasladarlos al cementerio de Tortosa.

El 4 de julio de 1941 fue identificado el cadáver de MANUEL ROMANÍ MAS, por la madre de la víctima, Emilia Mas Bertrán, para su traslado al cementerio de Tarragona. En la misma fecha fueron identificados los restos de los carmelitas, PEDRO HERIS AGUILUZ y FELIPE ARCE FERNÁNDEZ, y del hermano de la misma comunidad, DAMIÁN RODRÍGUEZ PABLOS, que corresponden a las fichas 7, 19 y 16, respectivamente. El padre superior fue autorizado al traslado de los restos a Tarragona. También fueron identificados por su hijo los restos de VICENTE LOSCOS PARDO, ficha núm. 18, autorizando su traslado al lugar que estime conveniente.

El 8 de julio de 1941 se personan en el cementerio Josefina Grau Aguiló y Constanza Mullerat Martí, viudas, respectivamente, de las víctimas PABLO AGUILÓ VAQUER y MIGUEL FREIXAS MONLLEÓ, vecinos de Batea (Terra Alta). Identificaron a sus esposos mediante el reconocimiento de las fichas número 13 y 4. No fue posible realizar el reconocimiento directo, por lo que las viudas decidieron que los citados restos fueran inhumados nuevamente en la propia fosa donde fueron hallados; es decir, la señalada con el número 1. Amparo Vilanova Vaquer, de la misma vecindad, hermana de la víctima SANTIAGO VILANOVA VAQUER, ficha num. 8, no tiene claro que sea su hermano, por lo que decide que sean reinhumados en la misma fosa.

El 4 de agosto de 1941 fueron identificados los restos del sacerdote JUAN ROCA VILARDELL, guardados en la caja número 11, por el familiar de la víctima, José Masgrau Manso, siendo autorizado a trasladarlos al cementerio de Gurb (Barcelona).

El 5 de agosto de 1941, Ana González Acosta reconoce los restos de su esposo, PEDRO SAMPIETRO SASTRE, caja núm 21, y se le autoriza a trasladarlos al cementerio de Tarragona. En la misma fecha, Miguel Agost Alonso (fray Clemente de la Virgen de Lidón), superior del convento del Desierto de las Palmas (Benicasim, Castellón), identifica los restos del carmelita descalzo, JOSÉ ALBERICH LLUCH (hermano Cecilio de Jesús María), caja núm. 3, autorizando que lo traslade al panteón del cementerio del colegio San José de Cambrils.

El 22 de octubre de 1941, el hermano Francisco Navarro Bonilla reconoce los restos contenidos en las cajas número 12, 17 y 20, como pertenecientes a los hermanos Carmelitas Terciarios de la Enseñanza de Tarragona, ISIDRO TARSA, LUIS DOMINGO OLIVA y JULIO ALAMEDA CAMARERO. Se autoriza al padre superior del convento de la capital a trasladar los restos de las víctimas y su entierro en la iglesia de la mencionada comunidad.

El 14 de noviembre de 1941, el hermano de las Escuelas Cristianas, Joaquín Donato, reconoce y recoge los restos mortales de los hermanos JOSÉ BOSCHDEMONT MITJAVILA y MARIANO NAVARRO BLASCO, guardados en las cajas núm. 2 y 5, respectivamente, para trasladarlos y darles sepultura definitiva en el nicho número 30 del cementerio de los hermanos en Cambrils. El mismo día fueron trasladados al cementerio de Tarragona los restos de PEDRO SAMPIETRO SASTRE, contenidos en la caja número 21.

El 2 de enero de 1942 fueron trasladados a la cripta preparada en la iglesia del convento de los padres carmelitas de Tarragona, los restos mortales de los religiosos Carmelitas Terciarios y Carmelitas Descalzos ISIDRO TARSA GIRIBETS, LUIS DOMINGO OLIVA, JULIO ALAMEDA CAMARERO, PEDRO HERIZ AGUILUZ, ELIPIO ARCE FERNÁNDEZ, DAMIÁN RODRÍGUEZ PABLOS y JOSÉ ALBERICH LLUCH, contenidos, respectivamente, en las cajas número 12, 17, 20, 7, 19, 16 y 3, y entregados al padre superior de los Carmelitas Descalzos de Tarragona.

DIEZ CADÁVERES EXHUMADOS NO IDENTIFICADOS

Luís Solano Costa, fiscal instructor de la Causa General de la provincia de Tarragona, con fecha 10 de octubre de 1941, hace público un edicto en el que informa que en el cementerio de Torredembarra han sido exhumadas seis fosas comunes, situadas en el interior del cementerio. Entre otros ya identificados, se hallan los retos mortales de diez personas “asesinadas por los anarco-marxistas”, que, hasta la fecha, no han podido ser identificados “por desconocerse de quién puede tratarse”. El fiscal realiza una descripción de tales restos, e invita a la colaboración de las personas que pudieran hacerlo o dar detalles de las víctimas. Da de plazo hasta el 15 de noviembre, después de cuya fecha “se ordenará la reinhumación de los restos que no han sido reconocidos”.

DESCRIPCIÓN QUE SE CITA

Ficha núm. 22.- Restos correspondientes a un varón de talla aproximada 1,64 m., de pelo castaño. Presenta ambos maxilares destruidos. No existen restos de ropa.

Ficha núm. 23.- Cadáver de un varón de talla 1,64 m., aproximadamente, con ambos maxilares incompletos. Viste pantalón oscuro con rayita blanca de estilo labrador; faja exterior de tela y cinturón de cuero.

Ficha núm. 24.- Cadáver de varón, de talla 1,65 m., aproximadamente; pelo negro y ambos maxilares completos. Se han encontrado únicamente restos de una camiseta fina y una camisa sport de punto blanco, con cierre de cremallera y cinturón de cuero.

Ficha núm. 27.- Cadáver de un varón, de talla 1,75 m., aproximadamente, con los maxilares incompletos. Se ha encontrado únicamente un fragmento de tela negra de satén.

Ficha núm. 28.- Cadáver de varón con abundante pelo negro en el pubis y maxilares destruidos, de talla aproximada 1,62 m. Viste pantalón rayado, camiseta fina de punto, calzoncillos de tela, abrochados con tres botones, y americana. Dos cinturones de cuero, uno más ancho que el otro, y apareciendo aquél con la hebilla forrada de tela.

Ficha núm. 29.- Cadáver de varón, de talla 1,65 m., aproximadamente. Cabeza algo grande; cabello negro en el pubis. Viste americana y pantalón de lanilla; camisa blanca con rayita y una prenda de tela negra con botones.

Ficha núm. 30.- Cadáver de varón, de talla 1,65 m., aproximadamente; pelo castaño; maxilar superior incompleto e inferior completo. Viste camiseta blanca de punto fino, camisa blanca y zapatos con ganchillo y tacón de goma. Lleva un vaso de celuloide color marrón.

Ficha núm. 31.- Cadáver de varón, de talla 1,60 m., aproximadamente; con el maxilar superior destruido y el inferior incompleto, con dos piezas gastadas rellenas de plata; pelo negro. Viste camisa de cuello fijo de cuadritos, muy característica; camiseta fina; pantalón; cinta de cuero con hebilla avalada, y alpargatas con suela de goma. Se cree que dicho cadáver puede corresponder a un alcalde de un pueblo de Tarragona, ignorándose más datos.

Ficha núm. 32.- Cadáver de varón; talla, 1,65 m.; con ambos maxilares destruidos. Viste blusa negra de satén con un botón negro pequeño; pantalón claro, con raya ancha oscura; calzoncillos blancos y camiseta fina de punto. Cinto de cuero.

Ficha núm. 36.- Cadáver de varón, de talla 1,64 m., aproximadamente, con los maxilares destruidos. Sólo se encuentra fragmentos de un pantalón de tela gris fina, con rayita oscura, también fina y estrecha. Este cadáver, según los datos, parece corresponder a un militar retirado, llamado MANUEL FUSTER, vecino de Tortosa, partida de Aldea, que tiene una hermana en Barcelona y un hermano en Sevilla, ignorándose más datos.

REINHUMACIÓN DE LOS DIEZ CADÁVERES

NO IDENTIFICADOS

Con fecha 13 de junio de 1942, el fiscal de la Causa de Tarragona se persona en el cementerio de Torredembarra para proceder a la definitiva reinhumación de los restos mortales de las víctimas exhumadas que no pudieron ser identificadas, cuyos restos permanecían en cajas individuales, depositadas en la capilla del cementerio. Tales restos corresponden a diez personas no identificadas, que reposan en las cajas señaladas con los números 22, 23, 24, 27, 28, 29, 30, 31, 32 y 36. En la capilla se encontraba, también, la caja número 26, que guardaba los restos ya identificados del vecino de Tarragona, PABLO BARBARÁ ALTADILL, que no han sido reclamados por sus familiares. Allí se encontraba, también, la caja número 14, que corresponde a los restos del sacerdote ANTONIO PUJOL FERRÉ, identificados y no reclamados. El párroco, Joaquín Boronat, solicita al fiscal hacerse cargo de esos restos para darles cristiana sepultura. Los restos del reverendo, contenidos en la caja número 14, fueron sepultados definitivamente en el nicho número 51, fila 3ª del citado cementerio.

Acto seguido, el fiscal dispuso la definitiva reinhumación de las víctimas depositadas en las cajas número 22 al 24, del 26 al 32 y 36. El sepulturero procedió a la operación, ayudado por otra persona. Las cajas en cuestión fueron enterradas en la fosa señalada con el número 1, en cuya cabecera había una lápida conmemorativa, con los nombres de los tres vecinos de Batea (Terra Alta), BALDOMERO VAQUER PERIS y tres más, SANTIAGO VILANOVA VAQUER, PABLO AGUILÓ VAQUER y MIGUEL FREIXAS MONLLEÓ, en la cual se encuentran ya enterrados. Es decir, en el cementerio de Torredembarra tiene que haber una fosa en la que se hallan los diez cadáveres no identificados y los cuatro identificados de Batea.

ASESINATOS FRUSTRADOS Y OTRAS TROPELÍAS

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Estado número 3. Asesinatos frustrados y otras tropelías.

MANUEL GIBERT VIDAL, de Torredembarra, asesinato frustrado. Lo dejaron herido en la carretera creyendo que estaba muerto. El delito de cometió el 18 de diciembre de 1936.

BENITO RULL PLANA, de Torredembarra, asesinato frustrado. Logró escapar en el momento que iba a ser asesinado. El delito se cometió el 22 de diciembre de 1936.

ANTONIO MONTSERRAT ANGLÉS, SERGIO LUCAS TEIXES Y ANTONIO MORRÓS MERCADÉ, de Torredembarra, el 12 de noviembre de 1936 fueron conducidos a un barco – prisión de Tarragona, donde sufrieron más de seis meses de internamiento, siendo víctimas de tormentos y torturas. Estuvieron presos en tres barcos distintos y tuvieron que pagar 7.000 y 500 pesetas, respectivamente.

JOSÉ TORREBADELL OLIVA, de Torredembarra, detenido y conducido a la cárcel de Pilatos de Tarragona el 1 de diciembre de 1936, donde estuvo un mes y tuvo que pagar una multa de 2.500 pesetas.

JOSÉ PAPIOL MARCADÉ, de Torredembarra, detenido el 8 de septiembre de 1936 y conducido a la prisión de Pilatos de Tarragona, donde estuvo once días y tuvo que pagar una multa de 2.500 pesetas.

LUÍS MERCADÉ RECASENS, de Torredembarra, detenido el 8 de septiembre de 1936 y conducido a la cárcel de Pilatos de Tarragona, donde estuvo ocho días y tuvo que pagar una multa de 500 pesetas.

 

DEVASTADA DE IGLESIA PARROQUIAL,

DESTRUIDA LA CAPILLA DEL ROSER

Antes de Torredembarra fue alzado el castillo y lugar de Clará. Posteriormente, Ramón de la Torre alzó una torre entre los términos de Altafulla y Clará. Esta masía fortificada dio origen a Torredembarra en 1173. La población creció hacia el mar. En el siglo XV aparece la villa sometida a la familia de los Icart, que continuó el señorío hasta fines del siglo XVII, en que desaparece la servidumbre feudal. En un plano de 1616, la villa aparece encerada en un recinto amurallado, donde se alza el castillo de los Icart. En las proximidades se ha hallado una necrópolis de la alta Edad Media.

El alcalde Alejandro Sancho informa a Regiones Devastadas que el 18 de julio de 1936 el censo de población era de 2.267 habitantes y de 2.150 al finalizar la guerra. Había un total de 692 edificios y solares inscritos en el padrón municipal. A consecuencia de la guerra un edificio fue destruido totalmente y diez de forma parcial. El municipio tenía arquitecto municipal. Valora en 191.000 pesetas, los daños totales causados a esos edificios, de ellos 150.000 pesetas a la iglesia y 41.000 pesetas a edificios particulares. El valor amillarado de los edificios dañados era de 1.066 pesetas.

IGLESIA PARROQUIAL DE SANT PERE APÒSTOL.- Es un edificio renacentista – barroco, construido en mampostería y piedra. Estaba radicado en la calle Juan Güell, número 16. Tenía una extensión superficial de 912 metros cuadrados y un valor catastral de 25.000 pesetas. Declara el alcalde Morros que el templo pertenece al arzobispado de Tarragona. Fue devastado por los anarco – sindicalistas. Resultó saqueado; destruidos sus retablos, imágenes sagradas e incautados los objetos de orfebrería litúrgica. Perecieron dos cuadros atribuidos a Viladomat; una Verge del Roser, del siglo XVI, de ma­dera policromada, y algunos retablos barrocos. Después de la guerra, se recuperó la orfebrería litúrgica, con piezas de los siglos XVI a XVIII. Calcula los daños en 125.000 pesetas. Se constituyó una junta para recaudar fondos con los que reconstruir el templo. La casa rectoral estaba inscrita a nombre del Estado, compuesta de tres pisos, con una superficie de 360 metros cuadrados y un valor de 8.000 pesetas. También fue devastada. En la actualidad, se conserva un lienzo de santa Rosalía, de principios del siglo XVII, con marco de plata cincelada y repujada, fechado en 1854. Hay un órgano sin tubos fechado en 1710. En la casa parroquial se guardaba una casulla gótica del siglo XV, bordada en oro; un relicario de santa Rosalía de hacia 1600. Se conserva el archivo parroquial desde comienzos del siglo XVII. El 21 de abril de 1949, el párroco Joaquín Boronat Capdevila solicita autorización al arzobispado para organizar una tómbola con el fin de “satisfacer una deuda de 6.000 pesetas, contraída a causa de las obras de restauración de la iglesia parroquial, y poder continuar las obras en el mismo sentido”.

CAPILLA DEL ROSER.- El arquitecto Monravá certifica que “la destrucción fue completa; no queda vestigio”. El alcalde B. Morros informa que la capilla fue profanada, saqueada y destruida hasta sus fundamentos. “No queda señal alguna de su emplazamiento” Estaba adjunta al antiguo hospital. Valora los daños en 200.000 pesetas; y el inmueble, antes de ser devastado, en 200.000 pesetas. Manifiesta el alcalde que se está tramitando en el gobierno civil de la provincia la constitución de una junta para recaudar fondos para la Obra Pía de Culto y Clero.

EL HOSPITAL DE CARIDAD.- Situado en el Portal de la Basa, 12, compuesto de dos pisos, de superpie 43,20 metros cuadrados. Institución benéfica, Hospital de Caridad. Era un edificio de plata baja, con varias dependencias para las hermanitas: hospital y portería, con claustros, capilla y jardín. Situado en la calle Pedro Badía. Destinado a Hospital de Caridad. Las bombas de la aviación derrumbaron los techos y el tejado de una parte del edificio, así como algunos tabiques. Se valoran los daños en unas 10.000 pesetas. El inmueble estaba valorado en 155.000 pesetas. La institución benéfica tenía 1.383,74 pesetas, producto de la renta de los Valores del Estado, renta del servicio del coche fúnebre que poseía. Del Ayuntamiento recaudaba 1.000 pesetas. Renta de una casa y de una finca rústica, 250 pesetas, y 0,75 pesetas diarias de la Diputación de Tarragona, por cada una de las seis camas reservadas.

IGLESIA DEL HOSPITAL.- Fue saqueada y destruidos sus retablos e imágenes sagradas.

IGLESIA DEL BARRI MARÍTIM.- Saqueada y destruidos sus retablos e imágenes sagradas. Fue derribada para ser sustituida por otra más amplia y moderna.

EL PATRONATO ANTONI ROIG.- Situado en la calle alta de San Pedro; tenía dos pisos y 4.400 metros de superficie, con un valor de 80.000 pesetas. Era una institución benéfico docente. La planta baja, circundada por tapias, se destinaba a escuela pública de párvulos. Las bombas de la aviación causaron destrozos en las puertas y ventanas; rotura total de cristales, estragos en los tejados, tabiques y material de enseñanza. Se derrumbaron varios trozos de tapias. Los daños se valoraron en unas 4.000 pesetas. El inmueble estaba valorado en 150.000 pesetas. Los medios de vida conocidos del propietario son unas 20.000 pesetas, producto de la renta de los valores que posee del Estado, que destinaba al pago de dotes a las jóvenes pobres que contraían matrimonio y al pago de maestros y material de enseñanza. El patronato contaba también con un edificio de planta baja, piso y claustro, destinado a escuelas, salón de actos y una casa habitación para un maestro.

Francesc Basco Gracià. Periodista. (Del libro inédito La represión del Frente Popular en Tarragona)

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